22.11.10

Un centenar de personas recuerdan al bibliotecario de la abadía de Samos

El monasterio de Samos tributó ayer un homenaje al monje Maximino Arias Cuenllas -bibliotecario de la abadía hasta su fallecimiento en 1991- con motivo del centenario de su nacimiento. En el emotivo acto participaron un centenar de personas.
Entre los asistentes se encontraban 40 vecinos de Llamas de la Ribera (León) -ayuntamiento natal del homenajeado-, la comunidad benedictina samonense, familiares de Maximino Arias y ex alumnos de la abadía, quienes organizaron este acto. Asimismo, estuvieron el alcalde de Samos, Julio Gallego; acompañado por el concejal José Manuel Pérez Rodríguez, el regidor de Llamas de la Ribera, Benito Sevilla, así como otros ediles. Estaba previsto que asistiese el presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, aunque finalmente no pudo hacerlo.
Los actos comenzaron con una visita a la exposición de las publicaciones de Maximino Arias, quien sacó artículos en revistas como Archivos Leoneses o Logos y el libro ‘Historia del monasterio de San Julián de Samos’, entre otros. Tras la visita, intervino el prior samonense, José Luis Vélez, quien detalló la figura del religioso, y el alcalde de Samos, que destacó el «empeño» del homenajeado en recuperar la biblioteca del monasterio después del incendio que la destruyó en 1951.
Varios ex alumnos del monje, quien daba clases de Latín y Humanidades en el colegio de la abadía, recordaron anécdotas vividas con Maximino Arias. «Tenía un profundo dominio del canto gregoriano. Era el sabio bibliotecario que contribuyó poderosamente a dotar la biblioteca con excepcionales obras de prestigio y pequeños libros», apuntó uno de los antiguos estudiantes. Los ex alumnos organizaron este homenaje porque el religioso era una figura que «hizo mucho por la cultura gallega haciendo investigaciones sobre los monasterios y recuperó toda la historia de Samos», dijeron.
Una de las intervenciones más emotivas fue la de uno de los sobrinos del homenajeado, Benito Fuertes Arias, el cual hizo un repaso a la vida de su tío. El monje nació el 22 de noviembre de 1910 en la parroquia leonesa de San Román de los Caballeros y a los diez años se trasladó a Samos para estudiar en el monasterio, donde pasaría el resto de su vida. «Era un hombre de mundo de ayer y de hoy a pesar de no haber salido nunca de su pueblo hasta ir a Samos. Se puede resumir su vida con la frase de un filósofo: yo no he venido a este mundo para ser feliz, sino para hacer obras», explicó el sobrino.
El homenaje continuó con una proyección fotográfica sobre Maximino Arias, una misa gregoriana y una ofrenda floral en la cripta en la que descansan sus restos.
Los participantes asistieron a una comida de confraternidad, a la que siguió una visita a la abadía. El evento se clausuró en la iglesia del cenobio con un concierto de órgano del sarriano Canco López -director del grupo Ars Combinatoria-, quien también actuó durante la misa celebrada por la mañana.
EL PROGRESO, 22/11/2010

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