6.11.17

IN MEMORIAM DE AURELIO BOLAÑO BOLAÑO

Recuerdo aquel año en el que yo me partí todos los huesos que tenemos alrededor del tobillo. Y Bolaño y Celso venían todos los días, sin faltar uno, a recogerme, con mis muletas,  y  trasladarme de Baiona a Vigo y de Vigo a Baiona para seguir ejerciendo mi profesión. Yo creo que fue el optimismo de aquel hombre el que permitió que mi curación se adelantase a lo que pronosticaban los médicos. Ese era Aurelio: el compañero que rezumaba diálogo, comprensión, afecto, optimismo, sencillez.

Le asistí, en mi labor de asesoramiento profesional, durante el ejercicio de su cargo como Presidente de la Asociación de Taxistas de Vigo. No sé cómo  lo hizo, pero logró pacificar al colectivo.

No hace falta que me extienda  en loar sus virtudes, porque todos pudimos comprobar su sentido  de la responsabilidad, teñida con cierto grado de ironía que nos arrancaba siempre una sonrisa y una distensión en el enfado momentáneo.

De su enfermedad sólo sabíamos lo que él no nos contaba. Porque tuvo a gala no entristecernos con sus quejas y sus momentos de dolor. Siempre procuró evitar trasladar a los demás su delicado estado de salud que lo llevaba por dentro y no lo exhibía.

No sé qué podemos hacer por ese amigo, por ese gran compañero que nos precede en lo que todos estamos destinados a pasar. ¿Rezar? ¿Ser más amigos y compañeros, porque a él es lo que le hubiese gustado? No lo sé. Pero lo que él nunca nos perdonaría es que nos convirtamos  en seres sin ilusiones, sin proyectos, sin amistad, sin compañerismo, sin diálogo.

Aunque sólo sea por eso, querido Aurelio, allí en donde estés y también si no estás, recibe nuestro cariño, nuestro afecto y la promesa de que seguiremos haciendo lo que a ti te agradaba tanto, que es seguir siendo lo que somos y aun mejor

Un abrazo a los que aquí aún quedamos.

RICARDO MARTÍNEZ BARROS

En la VII Xuntanza visitando la Casa Forte de Lusío
Comida en Casal de Armán

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